Qi es la energía vital que impregna todo, desde los movimientos planetarios hasta nuestros pensamientos y emociones, algo insondable que mantiene todo en el universo. Gong significa práctica o cultivo, una habilidad adquirida que requiere una dedicación gradual, constante y humilde.

La práctica del Qi Gong es un espacio para entrar en contacto con el silencio y la quietud. Trata de buscar la simplicidad, la suavidad, realizar los ejercicios sin esfuerzo ni tensiones, despertando la sensibilidad y haciendo pequeñas acciones para que el cuerpo pueda manifestar su propia sabiduría u homeostasis.

¿Por qué practicar Qi Gong?

Aunque hoy en día, en el mundo moderno, tenemos acceso a increíbles avances médicos y tecnológicos, enfermedades cada vez más complicadas azotan a la humanidad. El Qi gong se propone como un antiguo camino hacia la salud y la longevidad que siguen siendo tan relevantes hoy como lo fueron hace cientos de años.

La práctica se desarrolla sobre los tres tesoros con los cuales experimentamos la vida: el cuerpo, la mente y las emociones. A través de ejercicios suaves y sencillos, se crea espacio a nivel físico y se liberan bloqueos articulares y tensiones musculares. Armoniza los órganos internos y activa la circulación sanguínea y energética, aumentando progresivamente la inmunidad general frente a todo tipo de desequilibrios.

La respiración refleja el estado de nuestro sistema nervioso. Una respiración rítmica, suave y profunda, va liberando nudos emocionales y los transforma en sentimientos más armónicos como la bondad, la serenidad y la confianza.

Es bien sabido que los patrones de pensamiento pueden influir en todos los aspectos de nuestro ser. Al armonizar el movimiento junto con la respiración la mente se va calmando, abriendo paso a la luz de la consciencia que ya se encuentra en nuestro interior.